19 de febrero de 2009

La alegría de vivir

Una gran fiesta de disfraces clausuró ayer por la tarde un taller destinado a alegrar la vida a los mayoresl baile de carnaval Los alumnos del Taller de la Alegría invitaron a los demás mayores onubenses a acompañarles a su fiesta 'fin de curso', celebrada en el Centro de Día para Personas Mayores Mora Claros.
Vivir con alegría debería ser la meta que todo ser humano tendría que imponerse a cumplir un día sí y otro también. Sin embargo, el devenir de la vida ayuda a que esta meta, a veces, se convierta inalcanzable, sobre todo, para esas personas con experiencia dilatada en eso que llamamos 'vivir'.

Y es que, con el paso de los años, vivir con alegría no resulta fácil. Una amplía panoplia de testimonios, conocidos por todos, así lo atestigua. Por tal motivo, se recibió con bastante 'alegría' la propuesta que la Delegación Provincial de Igualdad y Bienestar Social les propuso a los socios y socias del Centro de Día para Personas Mayores Mora Claros. Bajo la envoltura de un Taller de la Alegría se les ofrecería a estos mayores la oportunidad de conocer y adquirir herramientas con las que conseguir una mejor calidad de vida, durante la tercera edad.

"Estaba derrumbaíta. Gracias a este taller estoy saliendo a flote... y de casa". "Psicológicamente me hacía falta un taller como éste, pues únicamente salía de mi casa para ir al mercado". "Estaba pasando un mal trago. Recuperándome de un infarto cerebral y de una separación... Con este taller he ido recuperando, poco a poco las ganas de vivir". Estas son algunas de las razones esgrimida por Montemayor, Paqui, Rosario cuándo se les pregunta por los beneficios que han obtenido tras participar en este taller, en el que también se inscribió Modesta por el "simple hecho de que me gusta leer, y como lo leo todo, hasta el tablón de anuncio, pues me enteré de este taller, y me apunté. No es que me falte alegría, es que nunca le he cerrado las puertas ni tan siquiera a un breve instante de felicidad, sin embargo, estar en este curso me ha ayudado a ver desde otra perspectiva un bache por el que estaba atravesando".

Con dulces caseros y chupitos de vinos de mistela finalizaba este grupo, formado por diez mujeres y un único hombre, cada una de las sesiones de este curso que se inauguró el 13 de enero y que se clausuró anoche con una gran fiesta de disfraces.

"Nunca en la vida me he disfrazado. No me gustaba el carnaval, pero mis compañeras me han animado y me lo estoy pasando como nunca", afirmaba Paqui, mientras movía las caderas bajo un disfraz inspirado en las mil y una noche.

"A mí, en cambio, siempre me ha gustado el carnaval... hace años le di la espaldad...no tenía ganas de vestirme, pero por mis compañeras, que me han demostrado durante este taller el valor de la amistad, aquí estoy disfrazada. Gracias a ellas y al monitor he vuelto a ver la luz", apuntaba emocionada Montemayor, recordando los buenos momentos que han vivido dos veces a la semana en Mora Claros.

Mientras bailaban, "hasta que el cuerpo aguante", en sus caras se asomaba pequeños atisbos de tristeza. Conscientes de que esa fiesta de carnaval era el fin de esta actividad, no podían disimular la realidad que se vislumbraba bajo la máscara. "No sé que voy hacer el martes y el jueves que viene por la mañana. No quiero ni pensar que me voy otra vez a enclaustrarme en mi casa". Al son de ritmos cariocas se diluía este taller de la Alegría al que no le gusta las tristes despedidas.

Vicente Ponce / HuelvA Actualizado 20.02.2009 - 01:00 HUELVA INFORMACIÓN

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